San Donato Val di Comino, puerta de entrada a la maravillosa Parque Nacional de los Abruzos, Lacio y Molisese encuentra en una zona de extraordinaria belleza natural y, lo que es aún más fascinante, en una zona donde la fauna vive en equilibrio con la presencia humana. Entre las especies que habitan nuestras montañas, el oso pardo marsicano es sin duda una de las más icónicas y preciadas, símbolo de un entorno intacto y protegido.
Para garantizar la coexistencia pacífica y segura entre el hombre y estos magníficos animales, es esencial conocer algunas normas de comportamiento sencillas pero cruciales. Como nos recuerdan también los carteles que se pueden encontrar en las zonas más próximas al Parque, "¿Osos? Mejor en libertad!". Este lema resume la esencia del respeto que debemos a estas criaturas: su hogar es el bosque, y allí deben permanecer.
Las instrucciones son claras y pretenden protegernos tanto a nosotros como a los osos. El primer principio es categórico: "No me hagas encontrar comida fácil". Esto significa no dejar nunca restos de comida al aire libre, no tirar basura en los caminos y, si se va de acampada, guardar la comida en recipientes herméticos lejos de las tiendas. Un oso que se acostumbra a encontrar comida fácil cerca de asentamientos humanos pierde su desconfianza natural y puede convertirse en un problema tanto para sí mismo como para la comunidad.
Igualmente importante es "Mantente alejado por mi seguridad y la tuya". Un oso confiado es un oso en peligro, y la distancia es la mejor forma de respeto. En caso de avistar uno, es esencial no acercarse a él, no intentar atraer su atención y nunca darle de comer. Mantener la calma, hacer ruido y alejarse lentamente son las principales recomendaciones. Cada oso tiene su propio espacio vital, su "territorio", e invadirlo puede provocar situaciones de estrés para el animal y peligro potencial para los humanos.
No se trata sólo de normas, sino de una invitación a comprender y respetar la naturaleza profunda de los animales salvajes. El oso es un símbolo de la biodiversidad de nuestro Parque y un indicador de la salud de nuestro ecosistema. Contribuir a su protección significa preservar un patrimonio inestimable para las generaciones futuras y seguir permitiendo que nuestras montañas sean un ejemplo de armonía entre el hombre y la naturaleza salvaje.

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