Via Belfiore (antes Via Taverna)

Descubrir la Via Belfiore es como hacer un viaje en el tiempo, donde el pasado y el presente se encuentran armoniosamente. Antiguamente conocida como Via Taverna, esta carretera serpentea a lo largo de las pintorescas orillas del arroyo Forca d'Acero y es una visita obligada para todo aquel que desee acceder a los Abruzos.

En la época medieval, la Via Taverna albergaba un famoso puesto de avituallamiento, gestionado por el municipio, que daba la bienvenida a viajeros y forasteros en su camino hacia los Abruzos. Este tramo de carretera también fue escenario de historias de bandidaje, como la de la famosa banda de Marco Sciarra en el siglo XVI. Sciarra, conocido como el terror del centro y el sur de Italia, se detuvo en San Donato con su séquito, incluido el temido Bernardino Cocuzzo, apodado "Mancino".

La Via Taverna era una importante conexión con la antigua carretera Marsicana, fundamental para el tráfico comercial de la época. Con la unificación de Italia en 1860, San Donato vivió momentos de división entre pro borbónicos y pro piamonteses. Personajes históricos como Giustino Quadrari y Domenico Rufo pagaron caro su apoyo a Francisco II de Borbón. Entre los protagonistas de este periodo destaca Rosa Cedrone, la valiente esposa del líder del bandolerismo Cedrone, que luchó vestida de hombre y tuvo un trágico pero heroico final.

En un intento de eliminar el bandolerismo, el general Pallavicini fue enviado a San Donato en 1875. Antes de desaparecer en el bosque, la Via Belfiore se abre en un ensanche conocido como Lago. Esta zona sigue viva en la memoria de los habitantes de San Donato, que recuerdan al cartero de Pescasseroli, que dos veces por semana recorría la ruta para traer cartas, y a los arrieros de los Abruzos que abastecían de leña y carbón a la región.

Hoy en día, la Via Belfiore es un lugar donde la historia y la leyenda se entrelazan, ofreciendo a los visitantes un fascinante viaje al corazón de la Italia rural. Una ruta que invita a descubrir las historias de sus antiguos habitantes y a sumergirse en la belleza de una naturaleza virgen.