Las murallas poligonales de San Fedele, en el territorio de San Donato Val di Comino, representan uno de los pocos restos tangibles de una historia milenaria enraizada en la antigua ciudad samnita de Cominium. Se cree que estos muros son lo que queda de las murallas de la que fue una importante ciudad de los samnitas, un pueblo indómito que resistió durante siglos a la expansión romana. La ciudad fue destruida posteriormente por los romanos en 293 a.C., durante las Guerras Samnitas.
La zona que hoy se conoce como San Fedele se llamaba originariamente "Sante Fele" en el dialecto local, nombre que podría derivar de "Sancte Felix" (San Félix), pero que más tarde se cambió erróneamente por el de San Fedele. A pesar de la alteración del topónimo, el nombre actual ha conservado cierta relevancia histórica y religiosa.
En la época romana surgió en esta zona una villa rústica que no sería descubierta hasta finales del siglo XIX. Situada cerca de una antigua fuente rural y de una pequeña iglesia, la villa se encontraba justo en la zona que ocupa la actual ciudad de San Donato Val di Comino. Las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en el emplazamiento de la villa y en los alrededores han revelado restos de necrópolis e inscripciones, que hoy se conservan en la escuela secundaria local.
La presencia de la villa rustica romana confirma la importancia de la zona durante la Edad Imperial, cuando el territorio de la antigua Cominium seguía utilizándose con fines agrícolas y residenciales. Las inscripciones y otros artefactos sugieren una floreciente actividad económica, que también se evidencia por la ubicación estratégica a lo largo de las antiguas vías de comunicación.
Las murallas poligonales de San Fedele, con su característica estructura de grandes bloques de piedra caliza moldeados y encajados sin argamasa, representan un ejemplo de la ingeniería samnita. Esta técnica de construcción, también conocida como "obra poligonal", se utilizaba para levantar sólidas murallas defensivas alrededor de las ciudades samnitas. La precisión con la que se cortaron y colocaron los bloques hace aún más evidente la maestría de los antiguos constructores.
Aunque el tiempo ha hecho mella, erosionando y dañando partes de las murallas, el lugar sigue conservando un encanto especial. Caminando por los senderos que serpentean alrededor de los restos de las murallas, uno puede imaginar la importancia estratégica y militar que debió tener la ciudad en la época de los samnitas.
La zona de San Fedele también es rica en testimonios de un pasado glorioso: restos de otros edificios, antiguos lugares de culto y estructuras que recuerdan la presencia romana y medieval se mezclan en un contexto natural de rara belleza, enmarcado por las montañas del Val di Comino. Las murallas poligonales de San Fedele son, por tanto, no sólo un símbolo de la historia antigua de la zona, sino también una atracción para los aficionados a la arqueología y para quienes deseen descubrir las profundas raíces de esta región.
Este pequeño pero fascinante rincón del Lacio ofrece, por tanto, la oportunidad de realizar un viaje en el tiempo, entre los vestigios de antiguas civilizaciones y las evocadoras historias que estas murallas poligonales siguen contando a los visitantes que se aventuran entre sus piedras milenarias.